viernes, 25 de noviembre de 2011

Tarta de Limón (pasta sablé o masa quebrada)

Llega el invierno y con él mi eterna lucha con la luz.
Ya me fastidia bastante que a las 18.00 de la tarde sea de noche y con la luz del día se marchen las ganas de hacer cosas en la calle, pero es que ahora, además, los fines de semana que es cuando puedo meterme en la cocina y darme el gusto de hacer cosas y disfrutar haciéndolas llega el momento de hacer las fotos y... ¿donde está la luz?, la luz natural claro, que es con la que me gusta hacer las fotos, porque si encima que soy novata y tengo pocos medios, tampoco puedo contar con la luz, pues apaga y vámonos, bueno apaga no, que como ya no hay luz no hace falta apagar...

En fin, que se hace lo que se puede pero cuando el día está nublado y se tuerce la cosa, mejor tomárselo con buen humor aunque las fotos queden más deslucidas.

Whole Kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de noviembre nos invita a preparar una masa básica en pastelería: PASTA SABLÉ



La pasta sablé o masa quebrada es la base de muchas tartas y empanadas. Yo tengo mi receta propia, la que más me gusta y siempre hago porque el resultado es buenísimo pero para esta tarta quería dar otra opción. Y aunque el resultado es bueno, yo me sigo quedando con la mía, que podéis ver aquí.

Respecto a la tarta de limón que presento, tengo que decir que es super refrescante y ácida como es lógico llevando tanto limón. Me gusta porque es ideal para cualquier época del año y además resulta muy ligera.
Para la receta de la masa quebrada usé una que vi en un libro que tengo de tartas pero ya le he hecho más veces con mi masa quebrada y el resultado me gusta todavía más.

Ingredientes:

Para la masa
200 grs de harina
125 grs de mantequilla
25 grs de azúcar glass
1 cucharada de agua

Para el relleno
150 ml de nata espesa
100 grs de azúcar glass
4 huevos
ralladura de 3 limones
150 ml de zumo de limón (colado)
azúcar glass para decorar


Como se hace:

Precalentar el horno a 190º
En un bol tamizamos la harina y el azúcar glass, ponemos la mantequilla y lo trabajamos con las manos, frotando la mantequilla con la harina. Agregamos el agua y mezclamos. Amasaremos lo justo, no en exceso para evitar que se ponga la masa correosa.

Formamos una bola y envolvemos en film para refrigerar en la nevera durante 30 minutos.

Retiramos del frigo y extendemos la masa. Forramos un molde, pinchamos con un tenedor y horneamos a ciegas (poner papel de horno encima y pesos para que no suba la masa) a 190º durante 15 minutos.

Mientras preparamos el relleno. Para ello calentamos al baño María el zumo de límón y el azúcar hasta que se disuelva el azúcar. Añadimos la nata y los huevos (ligeramente batidos) y removemos con una varilla constantemente unos 6 - 8 minutos hasta que la mezcla espese un poquito y sin grumos.


Retirar el molde del horno, verter la mezcla sobre la masa y hornear 20 o 25 minutos o hasta que cuaje.

Retirar del horno y dejar enfriar. Guardar en la nevera y servir fría. 

Espolvorear con azúcar glass justo antes de servir.


Feliz fin de semana!

martes, 22 de noviembre de 2011

Chocolate Zucchini Cake

Este es el típico bizcocho del que no suelo desvelar los ingredientes hasta que el catador no se come la última miga y se chupa los dedos. ¿Por qué?, primero para que no se echen atrás como mi hijo que antes de probar nada ya te dice el famoso "no me gusta", y segundo porque me encanta ver la cara que pone el catador cuando le digo que este bizcocho lleva... calabacín. Si pudiera le haría una foto a todas esas caras de sorpresa que me he encontrado.



Lo mejor es hacerlo y probarlo. El calabacín no da sabor, solo aporta la humedad que requiere para que nadie se pueda resistir a él.
A mí me encanta frío, recién sacado de la nevera y se puede acompañar de azúcar glass o de una cobertura, igualmente queda riquísimo.


Ingredientes:

340 grs de harina
45 grs de cacao (sin azúcar)
1 sobre de levadura química en polvo
1 y 1/2 cucharadita de bicarbonato
1 cucharadita de sal
1/2 cucharadita de canela
180 grs de mantequilla (a temp. ambiente)
200 grs de azúcar
125 ml de leche
350 grs de calabacín pelado y rallado grueso
3 huevos
1 cucharadita de esencia de vainilla
la ralladura de 1 naranja
125 grs de pepitas de chocolate

Como se hace:

Precalentamos el horno a 180º
En un bol batimos la mantequilla y el azúcar hasta que blanquee. Agregamos los huevos de uno en uno. No incorporar el siguiente huevo hasta que el anterior no esté perfectamente mezclado.


Por otra parte tamizamos en un bol la harina, la levadura, la sal, el bicarbonato, la canela y el cacao. Y reservamos.

En un cuenco a parte, mezclamos el calabacín rallado, la esencia de vainilla y la ralladura de naranja. Una vez mezclado lo añadimos a la mezcla de la mantequilla-azúcar.
Una vez hecha esta, iremos añadiendo a la mezcla de calabacín-mantequilla, de forma alterna, la leche y la mezcla de ingredientes secos (ya tamizados) en 2 o 3 tandas.
Añadimos las pepitas de chocolate y removemos con una cucharada de madera para repartir bien por la masa.

Vertemos el resultado final en un molde previamente engrasado, mejor si es un molde para bundt, y horneamos a 180º durante 50 minutos.
Retiramos del horno y dejamos enfriar en el molde 15 o 20 minutos. Desmoldamos y dejamos terminar de enfriar sobre una rejilla.


Decoramos con azúcar glass al gusto.
Es un bizcocho "potente" así que mejor servir en rodajas finas.

No es necesario guardar en la nevera pero a mí me gusta tomarlo frío.

Feliz semana!.


miércoles, 2 de noviembre de 2011

Mermelada de membrillo

El membrillero ya era cultivado en Babilonia desde la antigüedad (4000 a.C.). Parece ser autóctono de Europa meridional o de las orillas meridionales del mar Caspio.
Actualmente se encuentra de forma natural en el centro y sudoeste de Asia (Armenia, Turkestán, Siria, etc). Los griegos conocían una variedad común que obtuvieron en la ciudad de Cydon, en Creta; de ahí su nombre científico; dedicaban este fruto a Venus y se ofrecía como símbolo de la felicidad, del amor y de la fecundidad.
Los romanos continuaron con esta creencia y difundieron la costumbre de dar a comer a los recién casados un membrillo antes de entrar al hogar como símbolo de suerte futura.
Por su parte, los árabes buscaron en el membrillo una medicina natural, dado su elevado contenido en mucílago, que empleaban como laxante.


Fuente: Infoagro.com



No sé cuando se decidiría que resultaba más gracioso bombardear (muchas veces con mala leche) a los novios con arroz que darles de comer un buen mendrugo de pan con, por ejemplo, un poco de esta mermelada, pero lo cierto es que, para mí, no fue la elección más acertada. Donde va a parar...

Seguro que el ideólogo del lanzamiento de arroz, como deseo de próspera fecundidad, a la pareja que se desposaba, jamás probó algo tan rico como esta mermelada.

Gran fallo, porque la mermelada de membrillo, no tiene nada que envidiar a cualquiera de las mermeladas más comunes y mayor consumidas en el mercado.

Os animo a perder el miedo a su carne ácida, porque es precisamente ese punto ácido el que hace que la mermelada o el dulce de membrillo resulte realmente delicioso.




Aprovechando que estamos en plena temporada y que los membrillos del pueblo son inmejorables, hemos aprovechado para abastecer la despensa de casa (y de media familia) con numerosos tarros de rica mermelada y alguno que otro de dulce de membrillo.

Como casi siempre pasa con las recetas, puede haber infinidad de ellas diferentes, pero esta es la receta que usamos en casa de la MERMELADA DE MEMBRILLO


Ingredientes:

2, 700 kg de membrillo (limpio y picado)
2 Kg de azúcar blanquilla
7 vasos de agua


Como se hace:

Con un paño limpiamos la pelusa de la piel de los membrillos. Yo también los lavo porque me da un poco de alergia y así la elimino toda.

Cortarles la parte superior e inferior al membrillo y descorazonarlos. También eliminaremos las partes dañadas y estropeadas.

Sin pelarlos, los cortaremos en trozos ni muy grandes ni muy pequeños (que buena soy para las medidas...), más o menos del tamaño de las avellanas o un poco más.


Ponemos los membrillos cortados en una olla, añadimos 5 vasos de agua y ponemos a cocer durante 20 minutos, y removemos de vez en cuando.

Pasado este tiempo añadimos todo el azúcar y los otros dos vasos restantes.
Seguiremos removiendo de vez en cuando para evitar que se pueda pegar y dejaremos cocer otros 20 minutos.



Una vez cocido, lo trituraremos al gusto con la batidora de cuchillas.
A nosotros nos gusta muy fina, por eso la trituramos mucho, pero no la pasamos por ningún tamiz posteriormente. La dejamos tal cual.

Envasada al vacío dura hasta un año sin frío, eso sí, no os olvidéis etiquetarla con la fecha de realización.